di Fidel Castro: El cumpleanos

Riceviamo da Roger Lopez Garcia, Consejero Politico y de Prensa Embajada de Cuba en Italia e ben volentieri pubblichiamo una lettera del Comandante Fidel

fidel firma

Mañana cumpliré 90 años. Nací en un territorio llamado Birán, en la región oriental de Cuba. Con ese nombre se le conoce, aunque nunca haya aparecido en un mapa. Dado su buen comportamiento era conocido por amigos cercanos y, desde luego, por una plaza de representantes políticos e inspectores que se veían en torno a cualquier actividad comercial o productiva propias de los países neocolonizados del mundo.

En una ocasión acompañé a mi padre a Pinares de Mayarí. Yo tenía entonces ocho o nueve años. ¡Cómo le gustaba conversar cuando salía de la casa de Birán! Allí era el dueño de las tierras donde se plantaba caña, pastos y otros cultivos de la agricultura. Pero en los Pinares de Mayarí no era dueño, sino arrendatario, como muchos españoles, que fueron dueños de un continente en virtud de los derechos concedidos por una Bula Papal, de cuya existencia no conocía ninguno de los pueblos y seres humanos de este continente. Los conocimientos trasmitidos eran ya en gran parte tesoros de la humanidad.

La altura se eleva hasta los 500 metros aproximadamente, de lomas inclinadas, pedregosas, donde la vegetación es escasa y a veces hostil. Árboles y rocas obstruyen el tránsito; repentinamente, a una altura determinada, se inicia una meseta extensa que calculo se extiende aproximadamente sobre 200 kilómetros cuadrados, con ricos yacimientos de níquel, cromo, manganeso y otros minerales de gran valor económico. De aquella meseta se extraían diariamente decenas de camiones de pinos de gran tamaño y calidad.

Obsérvese que no he mencionado el oro, el platino, el paladio, los diamantes, el cobre, el estaño, y otros que paralelamente se han convertido en símbolos de los valores económicos que la sociedad humana, en su etapa actual de desarrollo, requiere.

Pocos años antes del triunfo de la Revolución mi padre murió. Antes, sufrió bastante.

De sus tres hijos varones, el segundo y el tercero estaban ausentes y distantes. En las actividades revolucionarias uno y otro cumplían su deber. Yo había dicho que sabía quien podía sustituirme si el adversario tenía éxito en sus planes de eliminación. Yo casi me reía con los planes maquiavélicos de los presidentes de Estados Unidos.

El 27 de enero de 1953, tras el golpe alevoso de Batista en 1952, se escribió una página de la historia de nuestra Revolución: los estudiantes universitarios y organizaciones juveniles, junto al pueblo, realizaron la primera Marcha de las Antorchas para conmemorar el centenario del natalicio de José Martí.

Ya había llegado a la convicción de que ninguna organización estaba preparada para la lucha que estábamos organizando. Había desconcierto total desde los partidos políticos que movilizaban masas de ciudadanos, desde la izquierda a la derecha y el centro, asqueados por la politiquería que reinaba en el país.

A los 6 años una maestra llena de ambiciones, que daba clases en la escuelita pública de Birán, convenció a la familia de que yo debía viajar a Santiago de Cuba para acompañar a mi hermana mayor que ingresaría en una escuela de monjas con buen prestigio. Incluirme a mí fue una habilidad de la propia maestra de la escuelita de Birán. Ella, espléndidamente tratada en la casa de Birán, donde se alimentaba en la misma mesa que la familia, la había convencido de la necesidad de mi presencia. En definitiva tenía mejor salud que mi hermano Ramón —quien falleció en meses recientes—, y durante mucho tiempo fue compañero de escuela. No quiero ser extenso, solo que fueron muy duros los años de aquella etapa de hambre para la mayoría de la población.

Me enviaron, después de tres años, al Colegio La Salle de Santiago de Cuba, donde me matricularon en primer grado. Pasaron casi tres años sin que me llevaran jamás a un cine.

Así comenzó mi vida. A lo mejor escribo, si tengo tiempo, sobre eso. Excúsenme que no lo haya hecho hasta ahora, solo que tengo ideas de lo que se puede y debe enseñar a un niño. Considero que la falta de educación es el mayor daño que se le puede hacer.

La especie humana se enfrenta hoy al mayor riesgo de su historia. Los especialistas en estos temas son los que más pueden hacer por los habitantes de este planeta, cuyo número se elevó, de mil millones a fines de 1800, a siete mil millones a principio de 2016. ¿Cuántos tendrá nuestro planeta dentro de unos años más?

Los científicos más brillantes, que ya suman varios miles, son los que pueden responder esta pregunta y otras muchas de gran trascendencia.

Deseo expresar mi más profunda gratitud por las muestras de respeto, los saludos y los obsequios que he recibido en estos días, que me dan fuerzas para reciprocar a través de ideas que trasmitiré a los militantes de nuestro Partido y a los organismos pertinentes.

Los medios técnicos modernos han permitido escrutar el universo. Grandes potencias como China y Rusia no pueden ser sometidas a las amenazas de imponerles el empleo de las armas nucleares. Son pueblos de gran valor e inteligencia. Considero que le faltó altura al discurso del Presidente de Estados Unidos cuando visitó Japón, y le faltaron palabras para excusarse por la matanza de cientos de miles de personas en Hiroshima, a pesar de que conocía los efectos de la bomba. Fue igualmente criminal el ataque a Nagasaki, ciudad que los dueños de la vida escogieron al azar. Es por eso que hay que martillar sobre la necesidad de preservar la paz, y que ninguna potencia se tome el derecho de matar a millones de seres humanos.

Agosto 12 de 2016, Fidel Castro Ruz

La traduzione (della Compagna Giusi Greta di Cristina, del Comitato Centrale PCI, che ringraziamo per la disponibilità e la velocità..):

Domani compirò 90 anni. Sono nato in un territorio chiamato Birán, nella regione orientale di Cuba. È conosciuto con questo nome, sebbene mai sia apparso su una mappa. Data la sua buona condotta era conosciuto da amici vicini e, ovviamente, da un gruppo di rappresentanti politici e ispettori che si vedevano attorno a qualsiasi tipo di attività commerciale o produttiva tipiche dei paesi neo colonizzati del mondo.

Una volta accompagnai mio padre a Pinares de Mayarí. Allora avevo otto o nove anni. Quanto gli piaceva conversare quando usciva dalla casa di Birán! Lì era il padrone delle terre dove si piantava canna da zucchero, pastura e altre coltivazioni proprie dell’agricoltura. Ma a Pinares de Mayarí non era un padrone ma un affittuario, come molti spagnoli, che furono padroni di un continente in virtù dei diritti concessi da una Bolla Papale, la cui esistenza non era conosciuta da nessun paesino né dagli esseri umani di questo continente. Le conoscenze trasmesse erano già in gran parte tesori dell’umanità.

L’altura si eleva circa fino a 500 metri, fatta di colline inclinate, sassose, dove la vegetazione è scarsa ed ostile talvolta. Alberi e rocce ostacolano il transito; velocemente, ad una altezza determinata, inizia un altopiano esteso che ho calcolato si estenda circa per oltre i 200 chilometri quadrati, con ricchi giacimenti di nichel, cromo, manganese e altri minerali di grande valore economico. Da quell’altopiano si estraevano quotidianamente decine di camion di pini di grande misura e qualità.

Si osservi che non ho menzionato oro, platino, palladio, diamanti, rame, stagno, e altri che allo stesso tempo sono diventati simboli dei valori economici che la società umana, nella sua tappa attuale di sviluppo, richiede.

Pochi anni prima del trionfo della Rivoluzione mio padre morì. Prima, soffrì molto.

Dei suoi tre figli maschi, il secondo e il terzo erano assenti e distanti. Nelle attività della Rivoluzione sia l’uno che l’altro compivano il loro dovere. Io avevo detto che sapevo chi avrebbe potuto sostituirmi se l’avversario avesse avuto successo nei suoi piani di eliminazione. Quasi ridevo dei piani machiavellici dei presidenti degli Stati Uniti.

Il 27 gennaio del 1953, dopo il colpo di Stato traditore di Batista del 1952, si scrisse una pagina della storia della nostra Rivoluzione: gli studenti universitari e le organizzazioni giovanili, assieme al popolo, realizzarono la prima Marcia delle Torce per commemorare il centenario della nascita di José Martí.

Ero arrivato alla convinzione che nessuna organizzazione era pronta per la lotta che stavamo organizzando. C’era un totale smarrimento, dai partiti politici che mobilitavano masse di cittadini, dalla sinistra alla destra al centro, schifati dai politicanti che regnavano nel Paese.

Quando avevo sei anni una maestra piena di ambizioni, che insegnava in una piccola scuola pubblica di Birán, convinse la mia famiglia che io dovevo spostarmi a Santiago de Cuba per accompagnare mia sorella maggiore che sarebbe entrata in una scuola di monache prestigiosa. Includermi fu una impresa di grande abilità della maestra della piccola scuola di Birán. Lei, trattata splendidamente nella casa di Birán, dove si nutriva presso la stessa tavola della famiglia, li aveva convinti della necessità della mia presenza. Alla fine, avevo una salute migliore di quella di mio fratello Ramón – il quale è venuto a mancare in tempi recenti -, e per molto tempo fui un compagno di scuola. Non voglio essere prolisso, solo furono anni molto difficili in quel periodo di fame per la maggior parte della popolazione.

Dopo tre anni, mi mandarono al Colegio La Salle di Santiago de Cuba, dove mi iscrissero al primo grado. Passarono quasi tre anni senza che mi portassero mai al cinema.

Così cominciò la mia vita. Forse, se avrò tempo, scriverò su questo. Scusatemi se non l’ho fatto finora, è solo che ho qualche idea rispetto a ciò che si può e si deve insegnare a un bambino. Sono convinto che la mancanza di educazione è il maggior danno che gli si possa fare.

La specie umana si scontra oggi col più grande rischio della sua storia. Gli specialisti di questi temi sono coloro i quali più possono fare per gli abitanti di questo pianeta, il cui numero s’è innalzato, da mille milioni alla fine del 1800, a settemila milioni all’inizio del 2016. Quanti ne avrà entro qualche anno il nostro pianeta?

Gli scienziati più brillanti, che già sono qualche migliaia, sono quelli che possono rispondere a questa domanda e ad altre di grande trascendenza.

Desidero esprimere la mia più profonda gratitudine per le dimostrazioni di rispetto, i saluti e gli ossequi che ho ricevuto in questi giorni, che mi danno le forze per rispondere attraverso le idee che trasmetterò ai militanti del nostro Partito e agli organismi pertinenti.

I mezzi tecnici moderni hanno permesso di scrutare l’universo. Grandi potenze come Cina e Russia non possono essere sottomesse alle minacce di imporre loro l’utilizzo di armi nucleari. Sono popoli di grande valore e intelligenza. Affermo che il discorso del Presidente degli Stati Uniti non è stato all’altezza quando ha visitato il Giappone, e che gli sono mancate le parole per scusarsi per l’uccisione di centinaia di migliaia di persone a Hiroshima, nonostante si conoscessero gli effetti della bomba. Allo stesso modo è stato criminale l’attacco a Nagasaki, città che i padroni della vita scelsero casualmente. È per questo che si deve martellare sulla necessità di preservare la pace, e che nessuna potenza si prenda il diritto di uccidere milioni di esseri umani.

12 agosto del 2016, Fidel Castro Ruz.

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